AFRICAMERICANOS | Centro de la Imagen

En el momento en el que entré a la primera sala y observé las fotografías, casi instantáneamente pude apreciar como estás personas, orgullosamente se muestran frente a la cámara, totalmente seguros de quiénes son, de dónde vienen y a dónde van. Al ver ésto comprendí que a lo largo de la exposición iba a ser necesario asumir ciertas posturas frente a las personas o escenarios fotografiados, pensar sobre todo en el trasfondo y sus destinos.

Cada instante fotografiado es un instrumento de conducto hacia referencias de sus propietarios, simbología, usos o hasta peso emocional y cultural. A mi gusto, siento que la fotógrafa brasileña, Luisa Dörr, fue la más acertada, pues al contar sólo una pequeña porción, te pudo decir de todo lo que esta pasando con las personas de tez negra, su día a día, al menos contemporáneamente. O bien lo dijo Carolina Navas con sus fotografías de los jóvenes que, como su propia geografía, crecen como metáforas de la adversidad, donde la ausencia convive con la belleza y la esperanza.

Poder leer y al mismo tiempo ver las representaciones de historias, esas mismas que se cuentan de boca en boca, a través de la fotografía y que hizo posible el realizar visible lo invisible, ver su linaje en tan sólo una impresión rectangular, sentirte parte siempre con empatía y admiración, sabiendo como llegaron ahí, donde siempre van a permanecer, como raíz fundadora.

Todo latinoamericano es de descendencia afroamericana, y es algo que nos hemos visto obligados a olvidar a lo largo de la historia, entonces al salir de esta exposición no te cabe más que preguntarte ¿por qué los negros fueron borrados? ¿por qué esa necesidad de un blanqueamiento de la cultura, si es tan rica por si misma?